Siguiendo los movimientos hipnóticos,
el cascabeleo incesante
de la mezcla que es el viento,
rozo con las yemas
los puentes brotados,
las sirenas perdidas,
los estupores rotos.
Y luego, vacía,
me encaramo a las literas,
silbo bajo las teclas
de cualquier piano afónico,
mascullo las mechas ardiendo,
taladro los resquicios de la puertas.
PÉNDULO
Publicado por Laurentina los 04:05
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