Atrapada entre los encontronazos
propios de la palabra huidiza,
rechino solapada
entre mis relámpagos torcidos.
Salpico ilustres garabatos
que se ciernen hilarantes
y jocosos
ante mis montañas opacas.
Hiervo entre saltimbanquis y roturas,
madrugo en una bilis permanente,
rezumo, declamo, volteo, resbalo,
santifico la voltereta.
Ante el calor de los abrazos cocidos,
burbujeo, primorosa,
para desembocar en el túnel paradójico
y mantener en jaque
al billete con vuelta abierta.
VAIVÉN
Publicado por Laurentina los 21:37
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