Cuando no hay nada que perder,
el esbozo se vuelve fuerte,
y los goznes oxidados,
embellecen la estructura.
Te vuelves hechicera,
y te ríes de lo absurdo,
y lanzas miradas salvajes,
a la cara del bostezo.
A lo lejos percibes,
que todo es puro papel de hojalata,
y que basta con el sueño fatuo,
en las venas somnolientas.
Mientras te atas a ramas podridas,
que simulan tétricas sequoyas,
descubres el falso desliz del temor,
el beso pecaminoso del aullido.
Buscando el lápiz diagonal,
el que traza los vuelcos del paseo,
y quema los rastrojos,
conjuramos el miedo.
y plantamos la sonrisa alta.
PLANTANDO
Publicado por Laurentina los 13:19
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