Amordazadas y retenidas por las angustias perecidas,
las veredas se descubren como limitadas.
Los parajes olvidados,
ahogan su rienda suelta,
salvando los instantes inmortales.
Las ranuras de sentidos ajados,
ensordecen la cordura,
y el sentido se torna bizco,
difuso, inhabitable.
Aún así, las marcas,
ineludibles e insospechadas,
perduran a estribor,
se cuelgan del cuello
abrazan los recuerdos desolados.
ESTIGMA
Publicado por Laurentina los 06:41
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