Trastos de absoluto desacierto
hacen de mi un alma
un lugar triste, pobre,
ridículamente bañado
por sonrisas de aluminio.
Brincos trazados con sales
de historias pensantes,
alcanzan a socavar
cualquier intento de
desollar la cordura.
La soga agrietada y caníbal,
apareada con el destino
de tiznes y marionetas,
lanza espumas de apagada marejada,
que ni yo misma puedo entender.
Cruzada por la sensación
perdida de los témpanos,
carezco de autonomía razonable,
y me desvelo,
entre los clavos de las adversidades
Exhausta en la ambigua sensación
de los dormidos,
abandonada en la hojarasca nocturna,
mascullo mi rebeldía brotada,
y la trenzo con mis venas.
MARIONETA
Publicado por Laurentina los 10:06
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2 comments:
solo el dolor nos hace pensar en profundidad. es una lastima. pero al menos nos deja palabras bellas, no es asi?
saludos.
de pequeño quise ser como pinoccio y cuando de mayor por fin me convertí en él desee con todas mis fuerzas volver a ser humano...
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