LLANURA



Deslizarte lentamente por la cuerda
Resbalar por un vago túnel de mediocridad.
Llenarte de todo y de nada.
Camuflarte tras la silla abandonada
de este juego absurdo.

Esperar que la vida te sorprenda
para darte cuenta que quizá no lo haga nunca,
que quizá nunca supo de justicieros,
que quizá ya se lo haya cobrado
con las divisas erróneas.

Retorcerme en el camino
decrépito y grisáceo.
Congoja ante la llama
imaginaria y fugaz.

Sentirme amortajada,
abandonada, partida, acabada.
Amnésica ante la magia de antaño.
Amarga ante la eterna longitud
de fuerza agotable,
y lecciones desbordantes, saturadas.

Abandonada por la fe ciega,
de la calamidad que vendrá por sorpresa.

TRAVESÍA



Aún conscientes del reto,
optamos por arriesgarnos,
por lidiar con pieles magulladas y áridas estepas.
Con la mera consonancia
de un par de volteretas y unas cuantas carcajadas.

Nos creamos cicatrices, canas y heridas de por vida.
Consumimos en noches heladas
el poco idealismos que atesorábamos.
Nos volvimos opacos, débiles y astillados.

Nos creímos invencibles,
colmados de prodigios especiales.
Ése fue nuestro error incalculable.
Nos despeñamos ante espejismos engañosos.
Desengañamos a nuestra conciencia.

Nos cansamos del esfuerzo y la injusticia aterradora.
Nos hicimos frágiles y vulnerables.
Acumulamos ilusorios tesón y esfuerzo.
Lo subastamos al primer vendaval
con tintes huracanados.

Vomitamos la razón hastiada.
Calzamos la oportunidad de guante blanco.
Nos perdimos en nuestra propia vida.
Envejecimos sin remedio.
Desaparecimos hace ya un buen rato.