PERFECCIÓN



Cerrar los ojos,
mientras las cadencias infinitas
voltean la escarcha macerada, y
los sonidos impensables se descuelgan
de entre las sábanas.

Versionando el tiempo,
exploto en lenguas de fuego,
espejos apuñalados,
meritorios creadores de los cristales.
Gotas relucientes,
agrietando las pestañas.
Trozos de infinito
bailando desesperado,
entre la hojarasca.

Agua creada, palpitante,
brotada de la perfección.
Caníbal de volcanes exiguos.
Esperanto de lluvias tenues.
Susurros restringidos
a un resumen perfecto.
Profundidad dolorosa.
Fisura en la armadura.

PÉNDULO



Siguiendo los movimientos hipnóticos,
el cascabeleo incesante
de la mezcla que es el viento,
rozo con las yemas
los puentes brotados,
las sirenas perdidas,
los estupores rotos.

Y luego, vacía,
me encaramo a las literas,
silbo bajo las teclas
de cualquier piano afónico,
mascullo las mechas ardiendo,
taladro los resquicios de la puertas.