SIENTO



Siento, fuerte, arriba, alto.
¿Es eso irremediablemente condenable?
Vierto, rozo, me rozan,
y la caricia deslizada avanza
a pasos agigantados por
las venas precintadas en
resbalones lacios.

Toco, sueño, muero, verde.
Fugaz y madera, velos absurdos.
Sal, brillo, nudos, angustia,
que vuela bajo y se fragua en
cráteres semblantes,
aspirando en el reembolso
de razones imaginarias.

VISTA ATRÁS



Vestidos de lenguas muertas,
rodeando la procesión eterna.
Mustios andares de convencionalismos
que se mueven en el viento,
y en las adversidades.
Eternamente castigados,
al estado del brote podado.

Almas enrarecidas que navegan en los pomos
de todas las puertas que decidimos no abrir.
Amianto en las tarjetas de visitas descoloridas,
que rozan las comisuras refritas,
y desprecian las hogazas horneadas.

Montañas crecientes de soledad concentrada.
Huyendo dentro de una isla,
labrada con espejismo de comunicación
y desazón al intentarlo.

Soledad decrépita en las alturas,
rodeada de viento hojeado.
Visitas fugaces de verdades motrices,
en la caída del crepúsculo imperturbable.