CLAUSURA DE LA AUSENCIA



Versionando tus impresiones.
Garabatos de afluentes,
dispares, inoportunos.

Los lutos son siempre suficientes,
en las búsquedas de las oportunidades
reencontradas,
en los arrepentimientos bordados.

Fábulas entre horas,
releídas para no sentir
que se te escurre la vida
entre tus largos dedos.

Proclamo, poderosa,
la banalidad de tu pensamiento,
la cobardía horneada
al sentimiento desnudo,
a la máquina vacía.

Te arrancaste la conciencia,
y te sentiste libre.
Goza, escandaloso.

DESFASE



Musicando los espacios del regodeo,
estiro las pieles del recuerdo,
me arranco los sellos tardíos,
me reflejo en los poros
extinguidos.

El tropiezo viene seguido
por el arranque y el retardo,
la muerte de los troncos,
la vergüenza de los anclajes,
la vidriosa acritud del vino.

Abandonada en el espacio siniestro
entre momentos simultáneos,
radico en órdenes diferentes,
repatrío el desfase de ricino,
maúllo por los alephs perdidos,
cimentados en cuestión
de pestañeos.

SUCEDÁNEO DE PIEL



Relanzada hacia las oportunidades de oro,
noto como se astillan las mucosas
de mis costuras.

Burlando los espacios alcanzables,
bramando entre escamas trascendentes,
verifico la salud incierta,
la singularidad exorcitada.

Esparzo mentiras en los cartones
e indiscutiblemente me desconozco.
Olvido las batallas segadas,
busco símbolos de lo vivo
en tanatorios de extraños.

Mortificada con el absurdo,
estiro el brote de pellizcos,
amortajo mi equipaje,
reclamo mi pacto y mi asfixia.

TRANSPARENCIA DEL SILENCIO



No había reproches implícitos,
ni surcos relativos.
Lo sabíamos desde el principio.

Resbaladizos e insignificantes,
nos dejamos caer por los trazados
inconclusos.

Las ascuas, petrificadas,
nunca se acostumbraron
a mirar pasar el infinito.

Ahora, el amarillo resbala,
goteando por las mirillas.
Justo en el momento,
en que nuestras miserias,
se vuelven invisibles.

ARGOLLAS



Relampaguea en las entrañas,
y el color reactivado suspira,
conspirador y rehecho.

Plagados de lívidos pétreos,
esperamos no ahogar el aire
de los alfeizares.
No bailar con el resquemor,
de las probetas.

Dilapidando travesuras,
sólo nos atrevemos
a agarrarnos fuerte,
a murmurar miradas congeladas.
a rescatarnos a hurtadillas,
a quemar las conciencias baratas.

Rebasando las esquirlas batientes,
acariciamos los recodos menguantes.
Miramos fijamente los pozos horizontales
que avanzan,
latentes y exiguos.