ULTIMA BUSQUEDA



Traslucido el ambiente, la vida
y las cáscaras.

Nadie se atreve a dictaminar el
cuarto oscuro que vela en
las corrientes subterráneas;
que hiberna en las lanzas de un sol
fatigado ya de calentar.

El sentido efímero se perdió
en algún trapecio,
y murió de decisión,
obligatoria por pertenecer a este mundo.

El dolor de su conciencia,
me reprocha en las tardes tristes.
Un aullido certero serpentea
por la clavícula, y conversa
con los espectros de antiguas tizas.

Y en el alquitrán, crecen los helechos,
esforzándose en tapar volcanes
extinguidos,
en derrumbar escenarios,
que ya no importan,
en pisar lágrimas
inútiles.

El temor a mi conjuro se acrecienta,
solo quedan gramos de resquicios abiertos,
y la humedad impregna
así ya hasta lo más
íntimamente preservado.

Es cuestión de bocanadas,
que atraviese el espejo
y definitivamente,
el recuerdo sea reflejo
moribundo.

TECHO



A veces las venas se deshacen,
y las lágrimas, doloridas,
pesan como losas,
agrietando las pupilas,
como vidrios de botella.

Hastiada de romper el viento,
y crujir los dientes,
cae vencida la conciencia,
ahumada, exhausta,
rendida.

Cocino los puñales
que resquebrajan el orgullo.
Merodeo por los
nuevos parajes del estaño
que deciden los tiempos grises.

La paciencia impacientada agoniza,
y la libertad y el derecho,
del aislamiento es un
reducto de utopías
mensajeras.

Mojada por truenos que ya no truenan,
ya no suplica mi humillación
ante almas que no lo merecen.
y le hacen sentir esculpida.

El derroche de energía,
cual tiempo de sueño,
finalmente, abre bocanadas,
y pide tregua tropezada.

VIVIENDO Y BEBIENDO



Remilgo ahumado de paz extraña.
Hormigueo de azúcar salpicado
con barro salado.
Ahogo en la madrugada
de los esporádicos.

Estallido de momento aprovechado
en que todo sube como espuma
y nada cumple la definición
predefinida,
sino la verdadera.

Conducción temeraria de vida terrenal,
viento huracanado que golpea
en la frente, y no resquebraja,
mas refresca y silencia todo aquello,
que queda atrás,
y muere en la nuca,

Tequila entre compañeros,
de siempre, de ahora,
de tiempo inexacto,
y experiencia minuciosa.

Redención de la letanía.
Ensanche de eternas sonrisas
que nos unen
y son nuestro corto y cambio.

PEQUEÑOS DETALLES



Pequeño susurro el que presiente sin saberlo
la ruidosa tarde en que nada cuenta,
pero todo abastece la precariedad agotadora,
de híbrido aroma latente.

Contagio entonces, las noches en que
la sonrisa burlona aparece detrás del espino,
y con la naturalidad del estrujamiento,
compartimos cama y arrumacos
como si fuera la primera vez.

Saboreo con rendición,
el momento grisáceo del crepúsculo,
en que lo imposible es nada,
y el día pende de un hilo,
y concluye, sin mirar atrás.

Palpito con plagio,
el retoño de los lugares,
en que fuimos tan felices,
y caneamos, de no saber estimar tanto,
haciéndosenos furtivas las lágrimas.

Agudizo mis mejillas,
con la serenidad de la mirada profunda,
los dientes amplios y directos,
que se fraguan en instantes,
alcanzando toda una vida.

Cristalizo de embargo,
ante el murmullo que comienza
en el legado y en el dejarme,
respirar un aire nuevo,
comenzar una vida nueva.

NUESTRO MUNDO



Estupor de trizas,
filtros de matojos,
soberanas decisiones,
seriedad en las décadas,
homenajes al sempiterno sistema
de medallas.
Aplausos de intereses,
alabanzas de conversiones.

Y en la otra orilla,
derroche de claveles,
magia en la laringe,
besos prolongados,
guitarras de infinito,
sacos de recuerdos,
barajados, manoseados,
y dilapidados al gusto.

Allí habitamos nosotros,
que conservamos la esencia,
y merendamos la opresión
atragantada,
y echamos a volar,
y somos lo que siempre
quisimos ser,
a este lado de lo que vale,
no la pena,
sino la risa.