EXTRAÑA III

Visualizo la sensación de visita encantada
exclamada, sufrida, besada
por el cúmulo de circunstancias exclamadas.
Atónita, exhausta, indemne
retraída por el valor de lo imposible.

Armada con una cáscara de contención,
falseo muecas tristes por sonrisas verdes,
y me proclamo mi impotencia absuelta
derretida en contradicciones de alto voltaje
que hacen vibrar mis ansias y suspiros.

Saltimbanqui sazonado de amarguras,
esplendor de especias,
brillo de carcasas ahuecadas.

Insolentemente triste en las costillas
pesa ya la futura ausencia
pero aun mas el incierto vacío
que se adivina ya en el relámpago.

VERSIONES

Simbiosis de melocotón amargo.
Desconcierto en mi interior,
seducido o saturado por exclusiones
de la contaminación indemne.

Murmurando versiones de mi misma
que no me dejan definir la paz.
Recluida en prisiones,
vislumbrada en el horizonte
quemada por brasas ásperas

Búsqueda de absurdas ascensiones,
tal vez inexistentes y canallas,
condenadas a la mas antigua de las desesperanzas
al no saber reconciliarme con la pendiente
por la que finalmente me dejo resbalar.

EL ARBOL. LA VIDA




Tronco, ignorancia, infancia.
Arrope común de nuestro inicio.
Robusto, tierno y apacible,
ignorante del porqué he sido plantado aquí
y quien soy en realidad.
Búsqueda.

Primera y más importante bifurcación.
Opción de continuar en alza,
en un camino arduo, difícil e incomprensible
O seguir la bifurcación, estancada,
con pendiente nula, cómoda y lineal.
Sin conocer que eso provocará
la anulación de la perspectiva.

Saturado de decisiones exclamadas,
notamos que envejecemos rápido
y nos carcome el saber quedarnos
a pocos centímetros de la copa.

No hay redención, no hay vuelta atrás.
No la hay.
Decisión definitiva y explicita de quien seas.

Y, sin embargo, nos sigue el sol,
mecanismo que nos hace elevarnos,
y nos da fuerzas, luz y suerte
en cada hoja que toca.

En la plenitud del resto del bosque,
se nos muestra la sentencia.
Incapacidad de regresar a aquel tallo
abandonado, por aquel que se movía.
Y aun siendo precioso,
nos acaricia lo incómodo
y querríamos bajar.
Ya nunca lo logramos.

Y aún así dudamos si todos los bosques
tendrán el mismo tipo de árbol
y si sus ramas serán también frondosas en las copas.
Y esto no nos lleva más que
a otra variante de la palabra soledad.

La Fuente de la Vida

Los remedios infalibles
contra la cordura exacta,
esa que marca los limites extraños y sublimes
son carne de armonías antiguas.

Las sales del remedio siempre han curado
y han sido fuertes como tedio absoluto,
no obstante, vivimos en ruidosa soledad
absuelta tan solo por un rumor continuo
de paisajes hermanos en muérdago y helecho.

Las melodías de triste fragor,
son las únicas que pueden regenerarnos
al remover las entrañas absolutas
de la fuente de la vida.